Entrevistas


Entrevista a Carlos García Álvarez de Arcaya, jefe de Informativos SER Alicante. Por Carlos Sempere.


 P - La reciente revolución tecnológica ha impuesto nuevos modelos de comunicación y ha transformado también a los medios tradicionales. ¿Cómo ha cambiado la forma de trabajar de un periodista como Ud., con la llegada de la era digital?

R -La era digital ha incrementado la inmediatez y la competencia entre los distintos medios de comunicación. Y por otra parte, también ha supuesto un aumento de los canales por los que recibimos información. Además, también permiten una mayor interacción entre medios, fuentes y público en general.
Este hecho también esta provocando que los medios deban jugar papeles que tradicionalmente les estaban vedados.

P - Dan Gillmore dice que “el periodismo se está convirtiendo en una conversación entre los informadores y las audiencias”. Esta interacción ágil que permiten los medios digitales, desde su punto de vista, ¿está restando representatividad a los medios tradicionales?

R - No. Los medios tradicionales también se han convertido en medios digitales. También es cierto que esta situación este provocando cierta confusión en cuanto a la redefinición de su espacio en el futuro. Por ejemplo,el director del diario El País, Javier Moreno, aseguraba hace unos días que el diario en formato "papel" habrá desaparecido en unos años.
Además, el trabajo profesional de sus periodistas y las cabeceras tradicionales sirven para dar credibilidad a las noticias que se transmiten por vía digital. Otro ejemplo, para Wikileaks fue esencial que la difusión de los 250.000 documentos secretos del Departamento de Estado de Estados Unidos fuera realizada por cinco de los medios de comunicación más influyentes del mundo.

P - Con toda esta cantidad de nuevos medios de comunicación surgidos gracias a Internet, la gran velocidad y facilidad para la difusión de noticias, ¿cree que las posibilidades de manipular la información son las mismas, mayores o menores?

R - Evidentemente, la creación de medios de comunicación en internet es fácil. Muchos de los denominados "confidenciales" dan información sin firmar y en la mayoría de los casos errónea o incompleta con lo que ofrecen una información distorsionada de la realidad. Los lectores tienen que saber diferenciar entre las cabeceras serias y las que carecen de rigor en la elaboración de sus informaciones.
Con lo cual y como consecuencia, las posibilidades de manipular la información son mayores.

P - ¿Qué aspectos, positivos y negativos, puede resaltar de la incorporación de estos avances a la empresa periodística?

R -  En general, las nuevas tecnologías e internet han supuesto una revolución en positivo para los medios de comunicación y para la profesión periodística. Permiten una mayor inmediatez, facilidad de contacto con las fuentes, acceso a espacios restringidos o vedados.
Desde el punto de vista negativo hay que destacar la proliferación de medios de comunicación escasamente rigurosos. El marco legal que no impide estas situaciones también es otro de los elementos a mejorar.
Por otra parte, la obligación de la inmediatez también provoca que haya asuntos en los que no se profundiza lo suficiente.
Y finalmente, las nuevas tecnologías también están provocando que sobre todo los periódicos deban definir su ubicación futura.

P - Ser periodista en el Siglo XXI requiere nuevas cualidades y destrezas. ¿Qué necesitará un periodista para poder adaptarse a un entorno como el que se perfila?
-Las cualidades que han caracterizado a los periodistas tradicionales son las esenciales para desarrollar esta profesión en la actualidad. Eso si, ahora, además, los periodistas también tienen que tener un amplio conocimeinto de las nuevas herramientas telemáticas.
Es importante el mundo virtual pero no debemos olvidar que éste es solo una parte del mundo real.

R- ¿Cuál es el estado de salud de las empresas de comunicación en España?
-En general, las empresas de comunicación están en crisis. Además, padecen una doble crisis. La última esta producida por la situación económica que padece la sociedad española y occidental.
Y la otra, la inicial, es una crisis de identidad, de definición, de futuro. De apuesta o no por el respeto al trabajo periodístico.
Hay empresas que buscan el beneficio rápido, que luchan por las audiencias a cualquier precio y desprecian el trabajo riguroso y en profundidad que podrían llevar a cabo muchos de sus profesionales que acaban desmotivados. Y en este aspecto, muchas televisiones están jugando un papel paradigmático.

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